El papa Francisco, aquejado por una gripe, se realizó un chequeo médico en el Hospital Gemelli de Roma, según informó este miércoles la agencia de noticias italiana ANSA.
El pontífice, de 87 años, se había saltado la lectura de su audiencia semanal de los miércoles y delegó la tarea en un asistente, ya que no se encontraba bien.
El argentino, que ha tenido varios problemas de salud recientemente, había cancelado citas el sábado y el lunes debido a lo que el Vaticano llamó una gripe leve.
Este miércoles afirmó que seguía un poco resfriado y prefirió que la catequesis de la audiencia general la leyese un colaborador, después de que los días pasados tuviera que anular algunos actos por su gripe.
“Sigo un poco resfriado por eso he pedido a monseñor (Filippo) Ciampanelli que lea la catequesis”, dijo el papa que llegó en silla de ruedas al aula Pablo VI, donde se celebra la audiencia.
Tampoco leyó el discurso en la audiencia a los obispos de la iglesia patriarcal de Cilicia de los Armenios que recibió antes de la audiencia general.
El pasado lunes, el Vaticano informó que persistían “los leves síntomas gripales, aunque sin fiebre”, pero que por precaución se habían suspendido las audiencias previstas.
El pontífice sí celebró el domingo el tradicional rezo dominical del ángelus asomado a la ventana del palacio pontificio y leyó con buena voz ante los miles de fieles reunidos en la plaza de San Pedro del Vaticano.
A finales de noviembre, el papa sufrió una bronquitis por la que tuvo que anular algunos de los actos y celebrar el ángelus en privado y también ser sustituido por un colaborador para leer sus discursos.
Para permitir su recuperación, el pontífice anuló el viaje previsto a principios de diciembre a Dubái para participar en la cumbre del Clima.
Pero después se recuperó totalmente e incluso el 8 de diciembre acudió a la plaza de España al tradicional homenaje a la Virgen de la Inmaculada.
Al final de la audiencia general de este miércoles celebrada en el aula Pablo VI, Francisco pidió que no se olvide “a los pueblos que sufren la guerra como Ucrania, Palestina, Israel y tantos otros”.
Pese al resfrío, el papa quiso leer personalmente los llamamientos finales de la audiencia.
Entre ellos también pidió rezar “por las víctimas de los recientes atentados contra lugares de culto en Burkina Faso; así como por el pueblo de Haití, donde continúan los crímenes y los secuestros por parte de bandas armadas”.
En otro de sus mensajes, el pontífice recordó que el 1 de marzo se cumplirá el 25 aniversario de la entrada en vigor de la Convención sobre la Prohibición de Minas y lamentó que “sigan golpeando a civiles inocentes, sobre todo niños, muchos años después del fin de las hostilidades”.
Entonces expreso su cercanía a las numerosas víctimas de estos artefactos que “nos recuerdan la dramática crueldad de las guerras y el precio que pagan las poblaciones civiles”.
Al respecto, agradeció “a todos aquellos que están contribuyendo a socorrer a las víctimas y a limpiar las zonas contaminadas” dado que “su trabajo es una respuesta concreta a la llamada universal a ser artífices de paz, cuidando de nuestros hermanos y hermanas”.