“Se ha decidido cambiarle el nombre al Centro Cultural Kirchner (CCK), dejará de llamarse como tal y se le dará paso a un nuevo nombre”. Así resumió Manuel Adorni la determinación que tomó el gobierno nacional sobre el futuro del emblemático espacio creado por el gobierno kirchnerista.
Apenas se había iniciado la rueda de prensa en Casa Rosada cuando el portavoz presidencial realizó el anuncio que de inmediato empezó a tener enorme impacto en las redes sociales.
Al ser consultado sobre cuál será el nuevo nombre, Adorni apuntó: “No está definido, cuando lo definamos por supuesto se los vamos a comunicar. Pero la decisión está tomada en virtud de que no exista más como tal”.
El nombre del CCK siempre fue motivo de disputa entre el kirchnerismo (en su momento oficialismo) y diversos sectores de la oposición que más de una vez fantasearon con cambiarle la denominación.
En 2017, la administración que encabezaba Mauricio Macri amagó con avanzar en ese sentido y se generó un enorme revuelo. En ese marco, el por entonces titular del Sistema Federal de Medios Públicos, Hernán Lombardi, tuvo que salir a aclarar que la iniciativa que buscaba rebautizar el edificio como Gustavo Cerati no había surgido del Gobierno
Sin embargo, cuando le preguntaron si le gustaba la denominación del Centro Cultural Kirchner, el funcionario respondió: “Creemos que puede haber mejores”.
El macrismo llegó a presentar en el Congreso un proyecto para que no se pueda poner nombres de personas a los edificios públicos hasta que no hayan pasado 20 años de su muerte.
Una de las propuestas parlamentarias fue realizada por el radical Miguel Nanni (ya ex diputado), quien sugirió rebautizarlo como Centro Cultural del Bicentenario Argentino, con el argumento de que “no corresponde que el nombre de una persona que despierta tanta pasión y tanta resistencia” como el fallecido ex presidente sea utilizado “en semejante obra”.
Más allá de todas las especulaciones y los ardientes debates que se producen cada vez que se pone sobre la mesa de discusión el nombre del CCK, hasta el gobierno de Milie, ninguna administración había anunciado oficialmente que el edificio situado en el bajo porteño cambiaría de denominación.
Ajeno a todas las pulseadas ideológicas el histórico ex Palacio de Correos se convirtió, tras su reforma e inauguración, en un centro cultural neurálgico incluso para actividades políticas: allí Mauricio Macri organizó el G20 al que asistieron los principales líderes mundiales, e incluso realizó reuniones de gabinete ampliado. Algo similar sucedió bajo la administración de Alberto Fernández. El espacio libertario también lo utilizó, por ejemplo, para reunir a los ministros de Salud de todo el país.