Lo que dejó el 35° encuentro plurinacional
El 35° Encuentro Plurinacional De Mujeres, Lesbianas, Trans, Travestis, Bisexuales, Intersexuales Y No Binaries trajo consigo la violación de normas establecidas no solo en la Carta Orgánica municipal, las Ordenanzas vigentes sino además en el Código contravencional y en el Código Penal Argentino.
Lo que debería haber sido la celebración de jornadas de reflexión por los derechos de un colectivo terminó involuntariamente trasformado en un pandemónium debido a la intolerancia, el fanatismo y la falta de códigos de convivencia de un grupo radicalizado que en el odio y la agresión permanente justifican una lucha por derechos genuinos. Lastimosamente el encuentro celebrado el pasado fin de semana trajo aparejado un millonario gasto a las arcas provinciales, y municipales, quienes además tuvieron que recargar de horario a sus empleados a fin de colaborar con lo que prometió ser una fiesta y no lo fue.
Basta recordar que para la celebración del encuentro que duró tres días se destinó la misma cantidad de dinero que el presupuestado para el arreglo de las escuelas en todo el 2022 en la provincia de San Luis, todo esto realizado a través del contrato que establece cláusulas de confidencialidad, la pregunta es ¿Por qué tanto secreto?, ¿se redirá cuenta del gasto de esos fondos? ¿A quién y de qué manera?
La primera jornada del encuentro prometía acallar toda crítica al mismo debido a que hasta ese momento no se había registrado queja alguna más que la de algún que otro vecino por la basura, sin embargo, a partir del segundo día las cosas cambiaron y comenzaron los problemas. Vecinos de diferentes puntos denunciaron pintadas en sus propiedades, quema de basura, suciedad y conductas indecentes en plena vía pública.
A esto se sumó el reclamo de comerciantes, a quienes al igual que en 2021, les prometieron grandes ingresos de dinero para los “comercios amigos del pluri”, no obstante, el premio fue la vandalización de vidrieras, pintadas y daños. Ocurrió lo mismo con edificios públicos, unidades del Ejército argentino, templos, entre otros.
La realización de interesantes talleres con perspectiva de género, de igualdad y de derechos quedó manchado por la actitud de algunas personas que se encargaron que pintar, ensuciar y romper todo lo que tuvieron a su paso bajo la excusa de la lucha de las minorías ante la falta de acción de parte del Estado provincial y municipal, quienes hicieron la vista gorda a todo.
Esas llamadas “minorías” que no son otra cosa que una tribu de activistas de la destrucción violaron sistemáticamente el Artículo 183 del Código Penal Argentino que establece: “Será reprimido con prisión de quince días a un año, el que destruyere, inutilizare, hiciere desaparecer o de cualquier modo dañare una cosa mueble o inmueble o un animal, total o parcialmente ajeno, siempre que el hecho no constituya otro delito más severamente penado”, el Artículo 82 del Código Contravencional de la Provincia de San Luis que reza; “está prohibido fijar carteles o estampas, o escribir o dibujar cualquier anuncio, expresión o leyenda, en propiedad pública o privada ajena, sin licencia de la autoridad o del dueño, o en violación de las reglamentaciones vigentes”, sin contar con las ordenanzas de prohibición de utilización de pirotecnia, la que establece la prohibición de rayar el frente de cualquier propiedad sin consentimiento del frentista y la que regula la venta ambulante.
Afortunadamente no fueron 120.000 personas como se prometió, sino una cifra que no llegaría siquiera a la mitad, la cual tampoco dejó grandes ganancias a la provincia, sino más bien dejó gasto en la reparación de todo lo vandalizado. En noviembre, una nueva cita se dará en San Luis con un encuentro similar, solamente esperemos que estos daños innecesarios y delictivos no vuelvan a la ciudad, que el próximo encuentro sea un espacio de reflexión colectivo y no una fiesta de hordas fundamentalistas dispuestas a romper todo por culpa del odio hacia un grupo específico, porque el hombre no mata mujeres, mata el asesino.